
Dentro de las reformas pendientes para hacer el actual, caduco e injusto sistema electoral español, la única cosa que no tocaría sería lo que conocemos como día de reflexión. Día de descanso previo al voto, en el que nos permitimos un descanso, tanto los ciudadanos del agotador acoso electoralista de los partidos políticos, como todos aquellos que trabajan para la campaña antes de acometer la jornada electoral. Un día por tanto de vital importancia para todos los que, con su voto, al menos por un día, tienen en sus manos la posibilidad de cambiar las cosas.
Importante día, porque, aunque los ciudadanos hayan perdido de vista, cansados sin duda de tantas promesas incumplidas, de tanto mal uso de sus votos en manos de los políticos electos solo para llenar las arcas tipo A y B de los partidos, como sus propios bolsillos, aún tienen la esperanza que, su voto, ayudará a mejorar su vida, la de sus hijos, la de todos en general, y por ello, necesita este espacio de paz para reflexionar con calma el sentido de su más que importante voto.