
Leíamos el otro día que el Parlamento de Andalucía había rechazado (con los votos de PP, Ciudadanos y VOX) una propuesta del PSOE (apoyada por Adelante Andalucía) orientada a regular los establecimientos de juego que están proliferando últimamente en nuestras ciudades (1). Uno de los puntos más polémicos, se refería al riesgo que las personas más vulnerables a esta plaga, los menores de edad, pueden correr, proponiendo una regulación en los términos siguientes:
"en ningún caso se podrán otorgar autorizaciones para instalar establecimientos específicos de juego a menor distancia de 500 metros de colegios públicos o privados, parques infantiles, lugares de ocio juvenil, polideportivos o estadios deportivos"
Es llamativo el auge que está teniendo esta actividad promovida sin apenas restricciones administrativas por empresarios con pocos escrúpulos que usan publicidad en medios de gran difusión con famosos, deportistas y mediáticos, igualmente con pocos escrúpulos, como gancho publicitario. Y los parlamentarios andaluces de los partidos del centro derecha, en lugar de preservar los derechos de los menores o, simplemente, velar por que las actividades que se desarrollen en nuestra sociedad se alejen de comportamientos tóxicos y degradantes, rechazan propuestas constructivas con argumentos de "gran calado moral" como el siguiente que oíamos el otro día en el parlamento andaluz de un diputado del PP: